El Gas licuado de petróleo (GLP) tiene su origen entre el año 1900 y 1912 en Estados Unidos, al comprobarse que la gasolina natural sin refinar tenía mucha tendencia a evaporarse debido a la presencia de materiales inestables en el combustible. Estos elementos no podían ser obtenidos en estado líquido y eran gases altamente inflamables sin una utilidad práctica, por lo que se perdían en la atmósfera o se quemaban. Alrededor de 1911, el químico de origen estadounidense Walter Snelling, demostró que la evaporación se debía al propano y butano que se hallaban presentes en la gasolina. No tardó en desarrollar un método sencillo con el que conseguía separar estos gases de la gasolina para posteriormente licuarlos a una presión razonable, con lo que estos elementos se vaporizaban fácilmente al bajar la presión. Este descubrimiento marcó el inicio de un nuevo combustible que se denominó Gas Licuado de Petróleo (GLP), el cual era capaz de transportarse como un líquido y de evaporarse como un gas. En 1932 se aprobó la NFPA (National Fire Protection Asotiation) sobre gas licuado. A mediados de la década, se introdujo en Francia el GLP a través de una gran petrolera. Y en 1934 se vendió el primer cilindro de GLP. A finales de los años 30 ya había varias compañías en el mercado. Se presentaron los primeros vagones para transporte GLP por ferrocarril mientras surgían grandes plantas de procesado y envasado por todo Estados Unidos. El sector fue creciendo en las décadas de los 40 y 50, al ritmo de la disponibilidad de las refinerías. Ya a partir de los 60, se construyeron nuevas refinerías y el gasóleo desplazó al carbón como combustible comercial. En menos de veinte años se pasó de 300 mil a 11 millones de toneladas (1970). Hasta ese momento, el mercado del gas era de ámbito local, en el que cada región tenía su propia estructura de precios y distribución. Durante los 50 ya se produjeron flujos entre Estados Unidos y Sudamérica. Sin embargo, fue la crisis petrolera de 1973 la que marcó un antes y un después para la comercialización internacional del GLP. Los países productores de petróleo entendieron el potencial económico de este combustible y empezaron a construir plantas de recuperación de líquidos. Entre 1975 y 1985 se expandió de forma exagerada la capacidad exportadora de Oriente Medio que pasó de 6 a 30 millones a mediados de la década. Se construyeron plantas de GLP en Australia, Indonesia, Argelia, el Mar del Norte y Venezuela, todos ellos países productores. En conjunto, podemos decir que la década de los 80 fueron los años de máxima expansión de las exportaciones de GLP en todo el mundo, convirtiendo este gas en un producto para un mercado global. Actualmente, en nuestro país, podemos disfrutar de más de 700 gasolineras con suministro de GLP disponible para disfrutar de los beneficios y ventajas que otorga el uso de este carburante, económico y ecológico, como una alternativa real y eficiente a los combustibles tradicionales para la propulsión de vehículos.